lunes, 6 de abril de 2015

Sellarim por un caballo.

A principio de los años 30 se publicó en la prensa la historia del descubrimiento de las aguas medicinales de Sellarim, según contaba a principio de los años 20 un industrial, del corazón de la vieja Valencia, poseía un bonito alazán de pura raza. Un amigo, muy aficionado a los caballos se encaprichó del animalito y le ofreció un terreno en el Cabanyal a cambio del caballo. El caballo marchoso, pinturero, de línea elegante y tipo distinguido, pasó a la cuadra del entusiasta caballista, y el industrial levantó en el solar un chalet donde poder dar intermisión a la fatiga.

No había agua potable en aquellos alrededores y se buscó a un pocero que perforó 49 m. encontrando abundante y claro manantial.

En un paseo que realizó con su esposa por París y San Sebastián vieron el funcionamiento de unos aparatos mecanicos para lavar ropa, y recordando el torrente que manaba su pozo, decidieron traer varias maquinas a su chalet instalando un moderno lavadero en el Cabanyal.


1929.  Plano I. G. C.

Junto al chalet había otro de un conocido matrimonio de Valencia. La señora era diabética y se instaló hace muchos años en él. No tenóa agua potable y como la del lavadero era buena y salía fresca la bebía a granel, experimentando una mejoría que no sabía a qué atribuir. Al volver a su casa de Valencia volvió el aumento de glucosa al regresar a la consulta de su médico le contó sus sospechas, dicho alivio no podían ser mas que de las aguas del lavadero.

La voz corrió como el viento, convirtiéndose en una auténtica peregrinación de diabéticos que acidían cin sus garrafas a llenarlas al lavadero.

El pozo que tiene la profundidad del Micalet y merced al caballito marchoso y postinero se convirtió en una corriente de agua milagrosa.

Fuente:
Hemeroteca Municipal,